El agradecimiento…
- Giovs
- 2 sept 2020
- 3 Min. de lectura
La semana pasada ayudé a una persona con un problema que tenía con una atención en la compañía en la que trabajo. Esto es algo más o menos usual porque creo que siempre hay que ayudar en lo máximo que se pueda. Obviamente se le pudo solucionar el problema y el cliente quedó feliz. Y en mí, una sensación mezcla de alivio y satisfacción. No sé cómo describirlo salvo química y científicamente; se dice que hay estudios en macacos que cuando ellos ayudan a otro socialmente cercano, su nivel de cortisol disminuye. Cortisol es la hormona del estrés, ¡qué tal! "¡Hola!.... mucho gusto saber su nombre por fin, cómo está?! Los veo a todos diciendo esto ahora ¿no?.
Cuando leí esto me hizo razonar que la naturaleza de alguna manera genial y loca a la vez es perfecta y premia (¡con justicia!) las buenas acciones.
Así es, la naturaleza hace lo que tal vez la vida no... siempre; ¿no es genial?, entender que cada vez que realizas una buena acción y afecta de manera positiva a tu entorno, sociedad o comunidad; tu cuerpito latino/gringo/asiático/escandinavo o lo que sea te premia.
A mi me llena de una escurridiza tranquilidad, pero tranquilidad al fín.
Y a propósito... volviendo a la historia del inicio de este post... a mi ya me bastaba les seré sincera con un chat agradecido. Con eso mis niveles de cortisol habrían llegado a niveles (digamos) aceptables. Hasta que de manera sorpresiva esa persona decide en agradecimiento enviarme un detalle. Y yo me quedé como que: 0.0, obvio dije que no era necesario pero insistió. Mi primera reacción y pensamiento fue “¡¿Cómo habrá estado sufriendo?!" #Señorjesusperdonanos; pero luego meditando un poquito más, recordé un capítulo que me llamó la atención de un libro que compré llamado: Genki, las 10 reglas de oro de los japoneses. Y justamente hablaba del agradecimiento. En realidad hablaban del significado de la palabra “arigatou”, que su significado literal es “lo que es particularmente difícil de conseguir”. ¡¿Whaaaat?! (dice la gente), ¿no era gracias?, y pues sí, pero además... en ese significado confusionista, significa también "lo que es particularmente difícil de conseguir". Esto me llamó poderosamente la atención, osea en la cultura japonesa no solo es necesario decir gracias, sino aprender a experimentar la gratitud y apreciar los pequeños detalles de la vida diaria, que justamente es particularmente difícil de conseguir. Ese librito me gustó mucho y no lo había olvidado, pero fue genial recordarlo con tan bonito suceso en una semana agotadora.
Realmente los pequeños detalles son los que cuentan. y hoy, unos días después escribiendo estas líneas, me sentí tan bien y tan agradecida de volver a reflexionar sobre esto y abrir aquel librito y que mis niveles de cortisol se estabilicen otra vez, que me dieron ganas de enviarle un detallito de agradecimiento también, jeje.

Y bajándole a la reflexión, ¿saben qué más es un pequeño detalle muy disfrutable?, el pan con tomate, aceitito de oliva y sal. Ufffff... esta semana he desayunado y cenado eso y he estado en la gloria. Y no, no estoy a dieta (porque lo como con su pancito), lo cierto es que mi esposo y yo decidimos hacer compras proactivamente y ambos compramos kilos y kilos de tomate. Así que si la vida te da tomates... hay que desayunar, almorzar y cenar tomatada... no hay de otra. :=
En esta foto mi desayuno de hoy. Sí mi taza de café es del tamaño de una bacinica.
¡Que tenga una buena semana!, ¡mucha paz y poco cortisol!
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